En Chile, un recién nacido fue asesinado a tijeretazos por sus padres, presumiblemente poco después que su madre diera a luz en su domicilio de la ciudad de Valparaíso. El delito quedó al descubierto, cuando la abuela del bebé llegó a un hospital a llevar a su hija para que recibiera atención médica. Llevaba el cuerpo del bebé en una bolsa de basura y argumentó que su hija había sufrido un aborto. La niña, de 39 semanas de gestación, presentaba 44 lesiones punzantes en la cabeza, cara, tronco, cuello, abdomen y extremidades, al parecer provocadas por sus propios padres. La madre de la menor, de 18 años, accedió a la petición de su pareja de 21 años, quien esperaba que su hijo fuera un varón.
En España una pareja de esposos de nacionalidad inglesa mató a su bebé de 18 meses golpeándola fuertemente contra las paredes de una habitación de un hotel porque no los dejaba dormir.
En el estado de Juárez (México), un padre asesinó a su hija de cinco años, después de abusar sexualmente de ella. Las investigaciones indican que el padre había abusado de sus otras tres hijas de 15, 14 y 10 años.
El año pasado, 35 niños fallecieron luego del incendio que ocurrió en una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), localizada en la colonia Y Griega de la capital de Sonora, Hermosillo. La negligencia de los adultos agravó la situación para estos menores.
En Estados Unidos, en marzo de 2010 salió a la luz pública el caso de un sacerdote de una entidad de formación para niños sordo-mudos, quien aprovechándose de su poder en la institución, abusaba sexualmente de menores de 7 a 15 años de edad.
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